Trabajar en equipo con profesionales de excelencia es un componente básico de una buena planificación, sin embargo, está lejos de ser suficiente. También es fundamental mantener estados de ánimo positivos, compromiso y coordinación en los “equipos”.
La mayoría de los "ejecutivos top" se sienten a sus anchas practicando deportes como vela o fútbol, donde el trabajo en equipo con jugadores de excelencia es parte del juego. Y cómo no estarlo, si con eso refuerzan lo que debe ser su día a día en la oficina: un trabajo coordinado con los diversos estamentos de la organización. Y es que con solo planificación no se garantiza ningún éxito; una buena ejecución y contar con la gente adecuada es clave para lograr los resultados que se persiguen.
En el fútbol, por ejemplo, un buen director técnico y su staff de colaboradores pueden tener muy claro lo que sus jugadores deberían hacer, pero dependen de la confianza, el respeto, el talento y la cohesión del plantel para lograr un buen resultado en la cancha, cualquiera que sea la formación que utilice como estrategia para derrotar al rival (los famosos esquemas tácticos 4-4-2, 3-5-2 o un 4-5-1).
Lo mismo ocurre en las organizaciones, donde hay que enfrentarse a barreras que es importante conocer de antemano y donde son claves las herramientas que ayuden a superarlas, logrando excelencia en el desempeño por parte de los recursos humanos. En este sentido, existen tres tipos de inconvenientes extremadamente relevantes en la ejecución: los estados de ánimo, la confianza y la coordinación.
Asimismo, hay barreras que afectan los recursos de la organización y del cargo que se está ejerciendo, como los procesos de planeación y dirección, los estándares de desempeño y las competencias.
Existen tres tipos de factores extremadamente relevantes en la ejecución de una estrategia en la organización: los estados de ánimo, la confianza y la coordinación.
Seamos positivos
Mantener un estado de ánimo positivo constituye el activo más importante para el éxito de la planificación en las empresas. Las actitudes negativas típicas en las personas son:
1. Resignación: “Nada puede mejorar esta situación, las cosas siempre han sido así, no hay nada que hacer, esto no va a cambiar”.
2. Resentimiento: “Estos idiotas me fastidian el trabajo, pero es totalmente inútil intentar reclamar”.
3. Cinismo: “Ya no me comprometo con esto, lo único que vale la pena es no perder la pega y aguantar lo más posible”.
Esto que tal vez parezca trivial, puede ser la razón del fracaso de una excelente planeación estratégica. Un equipo con este estado de ánimo jamás hará una buena implementación. En cambio, ejemplos de estados de ánimo positivos son:
1. Ambición: “Podemos ser mejores aún, nada impide lograr más de lo obtenido hasta ahora”.
2. Sinceridad: “Cuando yo digo algo no ando con rodeos".
3. Resolución: “Yo sé que la ejecución es importante, tengo claro lo que puedo hacer y no tengo problemas en aceptar responsabilidades”.
Claves adicionales
Las probabilidades de implementar con éxito un buen plan estratégico crecen en forma exponencial si se cuenta con un equipo entusiasta formado por gente bien seleccionada. La conclusión es que necesariamente hay que ser capaces de detectar el estado de ánimo por el que pasan nuestros “jugadores”, ya que se puede transformar en una barrera crítica de la victoria.
Lo anterior está íntimamente ligado con otro aspecto fundamental en la ejecución: la confianza. Consiste en el juicio que cada uno tiene sobre la capacidad de otra persona de encargarse de nuestro futuro. Sin confianza mutua no se puede pensar en un futuro en conjunto. Para que se manifieste tiene que haber sinceridad, competencia (creer en las capacidades de los demás) e involucramiento (sentir que el resto tiene tanto compromiso como uno mismo).
Y también es clave la coordinación. Ésta hay que entenderla como la red de promesas que se establecen entre los actores internos y externos a la organización, las cuales deben convertirse en acciones efectivas dentro de un tiempo determinado. De esta forma, se eliminan las preocupaciones y ansiedades que se pueden gatillar a las personas a quienes se les hizo una promesa.
Chequeando parámetros como los señalados, se genera un clima de real confianza, evitando caer sólo en afirmaciones que a veces no tienen un sustento en la realidad.
Resumiendo... Es necesario detectar estado de ánimo por el que pasan nuestros “jugadores”; confiar en ellos y que ellos confíen en nosotros; y finalmente, tener una buena coordinación.
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